Desde que nacemos se establecen conexiones cerebrales , unos 100.000 millones de neuronas, estas pueden determinar la experiencias de toda la vida.

Los científicos están descubriendo que el mismo proceso que conecta el cerebro antes del nacimiento impulsa el aprendizaje que tiene lugar a continuación. Es después del nacimiento cuando se produce la segunda fase del crecimiento, cuando los axones (que envian señales) y las dentritas (que las reciben) viven una explosión de nuevas conexiones, esa actividad eléctrica, de una avalancha de experiencias sensoriales perfecciona el circuito del cerebro fijando que conexiones serán conservadas y cuales eliminadas.

Hasta ahora lo que ha hecho el cerebro es construir circuitos que serán los necesarios para la visión, el lenguaje o para cualquier otra cosa. Con lo que todo depende de la actividad neuronal, de las experiencias sensoriales, por eso es importante la estimulación en el niño.

En los primeros años de vida, el cerebro produce billones de conexiones mas de las que puede utilizar. Como establecía Darwin la función hace al órgano, lo fortalece y el cerebro elimina conexiones o sinapsis, que se utilizan raras veces o nunca.

El cerebro de un bebe privado de un ambiente estimulante sufre. Estudios del Baylor Collage of  Medicine, dicen que los niños que no juegan mucho o reciben pocas caricias desarrollan cerebros entre un 20% y un 30% mas pequeños de lo normal para su edad. Pero aún asi es tan maleable el cerebro a esa edad que aunque recibieran daños que destruyeran un hemisferio entero todavía podrian ser adultos muy eficaces .

Las experiencias y conexiones dan al niño mayores capacidades para el aprendizaje. Al nacer todo esta constituido fisiológicamente, orgánicamente, pero no funcionalmente. Aunque no podamos cambiar mucho lo que pasa antes del nacimiento, podemos cambiar lo que pase después de que nazca, mejorando el ambiente.